Publicado el
27 de agosto de 2024
por
María Correas, PhD
Actualizado el
28 de octubre de 2024
La falacia naturalista es el error de suponer que todo lo que se considera natural es también moralmente bueno.
Un argumento que comete esta falacia sostiene que las cosas son como deben ser sin proporcionar una justificación lógica.
Las falacias naturalistas siempre implican afirmaciones sobre ética o moralidad.
Falacia naturalista: ejemplo
Los seres humanos siempre han competido por los recursos, y adoptar un enfoque egoísta ayuda a garantizar la supervivencia. Por lo tanto, es moralmente bueno ser egoísta.
La afirmación ejemplifica la falacia naturalista al utilizar la competitividad humana natural como justificación moral del egoísmo.
El argumento es débil porque no proporciona ningún fundamento lógico para equiparar el comportamiento natural con un comportamiento moralmente bueno.
La falacia naturalista se encuentra a menudo en los debates sobre lo que es moralmente “bueno”, en ámbitos como la formulación de políticas, la filosofía y la religión.
La falacia del falso dilema es una falacia que consiste en presentar un número limitado de opciones como si fueran las únicas disponibles.
Esto obliga a las personas a elegir entre dos extremos, a pesar de que existe un espectro de posibilidades intermedias.
La falacia del falso dilema es engañosa e impide un debate honesto.
Ejemplo de falacia del falso dilemaSi no apoyas esta nueva ley que da más poder a la policía es que quieres que la sociedad se sume en el caos.
En este ejemplo, apoyar la nueva ley o aceptar el caos se presentan como las únicas opciones disponibles, mientras que se ignora el término medio (es decir, se puede no querer que la sociedad caiga en el caos, pero también estar preocupado, por ejemplo, por los derechos humanos).
La falacia del falso dilema o disyunción es un tipo común de falacia. Suele aparecer en discursos y anuncios políticos, así como en conversaciones informales cotidianas.
La falacia del falso dilema también se denomina falsa dicotomía.
La falacia tu quoque es una falacia que se produce cuando alguien responde a una crítica acusando a la otra parte de incoherencia o hipocresía.
Esta táctica desvía la atención de la cuestión original hacia el supuesto incumplimiento de sus propios principios por parte del interlocutor.
Tu quoque es una forma de falacia ad hominem, pues desvía la atención del argumento hacia la persona que lo presenta.
Ejemplo de falacia tu quoqueUn profesor aconseja a un alumno que dedique más tiempo a estudiar y menos a las redes sociales para mejorar sus notas.
El alumno responde: “¡Pero si tú publicas en las redes sociales durante las horas de clase!”
En este caso, la respuesta del alumno desvía la atención de cómo sus hábitos en las redes sociales podrían estar afectando a sus notas para centrarse en el tema irrelevante del uso de las redes sociales por parte del profesor.
Publicado el
29 de julio de 2024
por
María Correas, PhD
Actualizado el
8 de octubre de 2024
La falacia del hombre de paja es una falacia que consiste en distorsionar el argumento de otra persona para que sea más fácil atacarlo o refutarlo. En lugar de abordar el argumento real del interlocutor, se presenta un argumento similar en parte.
Al poner ese argumento en boca de la otra persona y atacar esa nueva versión, en realidad no se está refutando el razonamiento original, sino uno distinto.
Falacia del hombre de paja: ejemploPersona 1: Creo que deberíamos aumentar las prestaciones de desempleo a las madres solteras durante el año posterior al parto, pues necesitan dinero suficiente para proporcionar atención médica a sus hijos.
Persona 2: Así que crees que deberíamos incentivar que las mujeres para que se conviertan en madres solteras y se beneficien del dinero que aportan los impuestos de los ciudadanos que trabajan duro. Eso no hará más que perjudicar a nuestra economía y a nuestra sociedad a largo plazo.
La falacia del hombre de paja puede utilizarse para desviar la atención de argumentos relevantes en diferentes contextos, como en debates políticos, en los medios de comunicación o en conversaciones cotidianas.
La falacia del hombre de paja también se conoce con el nombre de falacia del espantapájaros.
Publicado el
22 de julio de 2024
por
María Correas, PhD
Actualizado el
12 de mayo de 2025
En lógica, la falacia es un argumento que puede sonar convincente, pero que incluye fallos en el razonamiento.
Hay dos tipos de falacia principales según el tipo de error que contienen:
Falacias formales o falacias non sequitur: presentan un error de forma que se acepta incorrectamente por su parecido con formas válidas de razonamiento.
Falacias informales: presentan un error de contenido, pues las premisas no permiten alcanzar la conclusión que se propone.
Publicado el
22 de julio de 2024
por
María Correas, PhD
Actualizado el
23 de septiembre de 2024
Las preguntas capciosas están pensadas para hacer que una persona admita algo que no está comprobado. Se consideran una forma de falacia lógica porque disminuyen la honestidad de las conversaciones.
Ejemplo de pregunta capciosa
¿Te arrepientes de las terribles decisiones que has tomado?
Las preguntas capciosas son frecuentes en los medios de comunicación, en la política y en las conversaciones cotidianas.
Publicado el
18 de julio de 2024
por
María Correas, PhD
Actualizado el
7 de abril de 2025
Un adjetivo epíteto es un adjetivo calificativo, concretamente explicativo, que se utiliza bien para atribuir una cualidad concreta a una persona, bien para resaltar una característica obvia de una persona o cosa designada por un sustantivo.
Epítetos: ejemplosPedro Iel Cruel sale en mi libro de texto.
A mí me gustan los macarrones; a ti (te gustan) las patatas al ajillo.
En esta oración se ha omitido la forma verbal “te gustan”, pues se sobreentiende gracias a la oración “A mí me gustan los macarrones”.
No obstante, hay que recordar que cuando se omite la forma verbal, se coloca una coma detrás del sujeto para clarificar la estructura.
A mí me gustan los macarrones; a ti, las patatas al ajillo.
Por la carretera se ven muchos coches verdes y (muchos coches) rojos.
En esta oración se ha omitido el sintagma nominal “muchos coches” delante del adjetivo “rojos”, pues se sobreentiende al haberse mencionado ya delante del adjetivo “verdes”.